Aquella tarde burlaba como loco, se quitaba a cualquier contrario, gambeteo a sus propios compañeros y hasta al árbitro, era el partido deseado por cualquier jugador, dio pases para gol, hizo un hat trick y sus familiares y amigos coreaban su nombre que retumbaba en las laminas que hacen sombra en los campos empolvados de aquella colonia a las orillas de la ciudad.
Hasta que se le levanto y apoyo con su pierna izquierda, aquella que estaba rota, sintió un escalofrío en los huesos como cuando se muerde una paleta de hielo, volteo y vio un par de muletas recargadas a la pared, respiró tomó aire y se volvió a recostar rogando pronto estar bien y poder volver a chutar un balón.
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